De forma simple y sin entrar en modelos de dietas, en porcentajes ni en calorías… una dieta saludable es aquella que cuenta en su mayoría con alimentos libres de etiquetas, refiriéndome a las frutas, verduras, hortalizas, semillas, frutos secos, legumbres, cereal integral, huevo, pescado y carne fresca, si todos estos alimentos son productos locales y de temporada, garantizamos además un menor impacto medio ambiental.

¿Qué ocurre cuando nuestra dieta se basa en otro tipo de alimentos?

Si la mayoría de la comida que consumimos son alimentos procesados y ultraprocesados, primara un gran listado de conservantes, edulcorantes, estabilizantes y otros aditivos que no formen parte del alimento. Cuando se abusa de este tipo de productos, el organismo comienza a sufrir las consecuencias, ya que estamos incorporando componentes no reconocidos por el mismo; se enlentece las digestiones, la flora intestinal se desequilibra y se produce inflamación, esto sucede cuando el aporte de estos alimentos es continuado en el tiempo superando así la capacidad de eliminación de desechos y tóxicos, entraríamos en alerta roja de intoxicación y por tanto en un estado inflamatorio silencioso y solo depende de nosotros el retornar la situación a un estado de equilibrio.

Un primer paso, no drástico, es disminuir por debajo del 20%, este tipo de alimentos, en tu dieta habitual. Mejora significativamente tu nivel físico y emocional, facilitas la digestión y absorción intestinal, también repercute positivamente en tu estado de ánimo y mejora la recuperación después del ejercicio. Todo ello, gracias a disminuir la ingesta de toxinas y ayudar a tu organismo a una eficiente desintoxicación de los órganos excretores. Si además, añadimos ayunos intermitentes, facilitas al organismo a hacer un reset y cargarte de energía, pero de esto hablaremos detenidamente más adelante.

Es importante como base nutricional el consumo de alimentos orgánicos y naturales, si ya lo haces, prémiate por querer tanto a tu organismo, estos alimentos favorecen tu estado energético, salud intestinal, el sueño y el rendimiento.

Un eficiente plan dietético nos garantiza un manejo de nuestro organismo en positivo y esto se traduce en prevención de enfermedades, control del estrés y una recuperación del equilibrio hormonal. De esta forma el cuerpo vuelve a ser feliz y lo expresa proyectando un aspecto más juvenil cada día, con más energía y más estable emocionalmente.

¿Cuáles son las claves para tener una dieta saludable?

Podríamos partir como base en la elección de alimentos SIN ETIQUETAS, ESTACIONALES, Y LOCALES, para acertar os recomiendo hacer la compra en el mercado, habiendo diseñado previamente un listado en casa con las posibles combinaciones para la semana y así comprar solo lo necesario y optar siempre por un alimento fresco.

También es importante que la dieta sea VARIADA, con la finalidad de obtener una absorción óptima de todos los nutrientes. Un truco para diseñar un plato diferente cada día de una forma cómoda podría ser: eligir un color de fruta y de verdura como base para cada comida: lunes – blanco (coliflor) martes – Morado (berenjena), miércoles – verde (espinacas y espárragos)… y con la fruta igual, de esta forma a lo largo de la semana el organismo recibe todo tipo de vitaminas, minerales, antioxidantes, fibra…una fuente de energía y vitalidad.

Y por último, que tu dieta siempre tenga un toque de CREATIVIDAD, empezar dedicándole unos minutos al emplatado, elegir la vajilla adecuada, añadir algunas hojas aromáticas, dar forma a las verduras con un molde, decorar con unas semillas…dar rienda suelta a la imaginación, esto favorece estar mas presente en la comida y que sea motivadora y genere un momento placentero y de disfrute.

En definitiva, la dieta, es como pasear por un taller, elegir las telas que mejor se adapten a ti y hacerte un traje a medida, con el que te sientas cómodo, con energía y motivado para afrontar cada día con la mejor versión de ti mismo.

Share and Enjoy !

0Shares
0 0